Bienvenido a...
"MUNDO ENTRE TINIEBLAS"
(el blog del OCTAVO INFIERNO)

    Bienvenido al lugar más oscuro y tenebroso, más que las tinieblas mismas del séptimo infierno... Bienvenido caballero al OCTAVO INFIERNO, el último lugar que visitarás, del que no saldrás jamás!

    Lo anterior es lo que les digo a todos los que caen al lugar que tuve que inventar de improviso, pero para entender por que alguien como yo tuvo que “inventar” un infierno, antes debo contarles una breve historia…

    Luego de morir varias veces comprobé que el infierno estaba lleno de almas en pena, en cuanto caí allí aplasté a uno de los demonios fundadores del séptimo infierno, uno de los acólitos mas preciados, entonces el diablo me expulsó de ese lugar tan confortable para mí.

    Al poco tiempo de haber sido expulsado, las almas del séptimo infierno causaron una rebelión, negándose a desvanecerse en las oscuras penumbras, el desorden causado obligó al diablo a lanzar un desafío al mundo terrenal

    - A ver quién de los mortales es capaz de hacer un infierno mejor que este!

    Le dijo enojado el diablo a sus acólitos que tomaban nota atentos, las reglas que había impuesto para ganar la convocatoria eran largas y con muchas exigencias, pero a pesar de todo acepté de inmediato ese desafío y me presenté!

    Habían transcurrido dos semanas y el día del concurso había llegado, cuando el diablo me vio entrar al salón lo primero que hizo fue agarrarse la cabeza y sus acólitos se escondieron tras él temblando de miedo… y claro… era lógico después de haber caído al séptimo infierno y aplastar a uno de ellos.

    Luego de varios análisis y horas de espera, fueron descartados todos los proyectos presentados por los simples mortales, quedó el mío y el de un tal Jesús Cristo, creí haberlo reconocido recordando unos cuentos que contaba un pastor en la plaza a unas cuadras del salón.

    Por el resultado de los trabajos finalistas había un revuelo atroz, el diablo no sabía si agarrarse la cabeza o tironear de sus cuernos, los acólitos corrían cuando me acercaba y se escondían de mi como si yo mismo fuera el diablo, el propio diablo me miraba con cara de odio y parecía no estar muy contento con que mi propuesta hubiera llegado a la final, en un momento, el diablo se me acercó y me dijo en voz baja

    - Todavía me debes un acólito maldito engendro que no muere!!

    Luego de unos minutos el jurado procuró al ganador y para mala suerte del diablo, mi proyecto había sido el vencedor, así es como nació el octavo infierno, despojado de todo principio moral, con la confianza de que todo espíritu solitario que ande por ahí.

    Una de las consignas que marcó la diferencia fue:

    "el que no fue tan malo para que el diablo lo atormente por toda la eternidad pero tampoco hubiera sido merecedor de una vacante en el purgatorio para ingresar al cielo, para esa clase de incomprendidos es este lugar…"

    En fin, el octavo infierno desde su nacimiento pretendió ser un lugar donde vayan todos aquellos que "DIOS NO LOS QUIERE Y EL DIABLO LO MANDA DEVUELTA" por no ser PERFECTOS ni tampoco ser LA LACRA DE LA SOCIEDAD.

    De todas maneras no todo resultaba perfecto, en algunas literaturas el "OCTAVO INFIERNO" era donde iban a parar los "TRAIDORES Y MENTIROSOS", no pasó mucho tiempo hasta que el lugar quedara plagado de gente con rencores, violentos ataques de locura y de histeria acumulados durante toda una vida, por suerte el lugar permitía aflorar todo lo malo para, por fin, extinguir en sus llamas toda la podredumbre y por fin purificar las almas de los incautos.

    En el lugar los sínicos se volvieron "DIOSES AUTOPROCLAMADOS" y todos acataban las órdenes de su propio "YO".

    Luego de unos meses funcionando se presentó el diablo con dos carpetas gigantes seguido por sus acólitos, por lo visto todavía se acordaban de mi porque vinieron con protectores como si fueran guerreros orcos o algo así… igual si hubiera querido me sentaba encima de uno de ellos y chau acólito…

    - Aquí está el registro de toda la gente que te mandé… este otro registro es el que San Pedro te mandó… ¿por que no hay tanta gente en este lugar? ¿Qué se supone que estas haciendo? – me increpó el señor de los cuernos.

    - ¿Yo? Yo no obligo a nadie a quedarse… o no leíste en mi proyecto que acá el que quiere se queda y el que no, tiene solo una oportunidad de volver para el mundo de los vivos, acá es el libertinaje absoluto, pueden hacer lo que quieran menos matar porque es obvio… acá están todos muertos, pero si se quieren volver solo tienen que respetar “la regla de vuelta a la vida” - le dije con toda elegancia.

    - Maldito engendro que no muere, te odio con todas mis fuerzas! Hiciste del infierno un lugar de vacaciones para gente que no tiene ganas de morirse, QUIERO QUE CIERRES ESTE LUGAR! – me señaló muy enojado con su dedo chueco y sus uñas… largas y oscuras como el color de sus ojos.

    - Desde luego que no… - le dije con severidad - ¿Qué quieres? ¿Que el planeta sea invadido por gente muerta que vuelve a la vida? De ninguna manera…

    - Pues entonces no quiero que vuelva nadie a la vida nuevamente y traigas devuelta a los que revivieron – me exigió.

    - Ves ese campo lleno de ancianos y ancianas? Ese que tiene una interminable fila de espera para ingresar aquí? Pues bien, son gente que murió gracias a que muchos revivieron, muchos de ellos muertos por un solo revivido – le dije con una gran sonrisa socarrona.

    El diablo no podía creer que dejara revivir a uno para que mueran varios, y desconfiado como era me exigió de inmediato que le mostrara como hacía para traer a los ancianos en lugar de un solo joven.

    - La regla es simple… - dije - para revivir debes tener menos de 30 años, tener familia, no haber muerto por un accidente que te destroce el cuerpo y sobre todo tener muchos familiares ancianos, mínimo 10!

    - Muéstrame! – me siguió exigiendo.

    - ¿Ves ese muchacho que está allí? Observa… - señalé con la mirada

    Justo había muerto un joven que reunía todas las condiciones y lo mandé de vuelta a la vida, el muchacho se despertó en su propio cajón, muy bien vestido y maquillado como cadáver, se sentó y de inmediato en la fila aparecieron 3 ancianas nuevas

    - Ves esas tres ancianas que acaban de llegar? Son la abuela y su tía abuela, la otra es una de las chusmas del barrio del joven que acabo de enviar a la vida nuevamente.

    Observando semejante espectáculo el diablo me mira con cara de sorprendido, casi con miedo, me apoya una mano en el hombro y me dice…

    - Ni yo podría ser tan malo…

Gracias por sus comentarios, hasta el proximo relato!!

el perro de las 30 latas

Había en la ciudad un perro vagabundo, todos en la ciudad lo conocían como el perro de las treinta latas.
Sin duda alguna este perro poseía la virtud de ser una leyenda viviente de la ciudad, pero tras su cola ausente y su pasado distante pesaba un recuerdo de angustia, dolor y tristeza.
Según cuentan los vecinos, el antiguo dueño del perro fue un niño de ocho años, el cual tenía en su mente una maldad que nadie podía explicar, los padres del niño, muy educados y trabajadores no entendían el por qué de sus comportamientos, había sido criado rodeado de lujos que otros niños de su misma edad codiciaban.
Este niño tenía ideas muy poco dignas de una persona normal, solo con contar la historia del perro de las treinta latas uno podría suponer que este niño era un desequilibrado.
La historia del perro pudo haberse tomado como una simple travesura, pero no, el inocente perro fue perseguido por latas de gaseosa atadas al tronco de su cola, días y días corrió el perro perseguido y al final su condena terminó cuando al huir de sus perseguidoras enganchó la piola que unía su cola y las latas, es así como llega el fin de sus perseguidoras y de su cola, desde ese día se lo conoce como el perro de las treinta latas, aunque el niño en su momento decía que solo era una lata que le había atado al perro, como castigo de haber mordido sus juguetes, aunque la historia del niño jamás la hayan creído ni sus propios padres ni los niños que encontraron la cola del perro con treinta latas atadas a ella.